Claro que puedo ser como soy. Y claro que otros pueden decidir no frecuentarme porque no les gusta quien soy. Simple, ¿no?

No tiene nada de malo ser como soy. Tampoco tiene nada de malo que me gusten o me molesten ciertas cosas, actitudes y así. Entonces la herida que llevo desde la infancia y la estructura de carácter que construí, con todo y sus neurosis, no son fallas a corregir. No soy un error buscando ni requiriendo arreglo. Es cierto que mi frialdad, mi imprudencia, mi intensidad, mi ruidosidad, mi silencio, mi desapego, mi exigencia, mis demandas, mi apatía, mi impaciencia, mi narcisismo, mi quejumbrosidad, mi lentitud, mi... impactarán a otros de maneras diversas. Seré juzgada, criticada, admirada, rechazada, festejada; pero tal vez jamás será algo indiferente.